En el antiguo Cine Gran Vía del centro de Bilbao se crea un espacio polivalente destinado a todo tipo de eventos culturales promovidos por BBK.
Siempre bajo la premisa de mantener el alma de los viejos cines se plantea un vestíbulo iluminado que abarca toda la longitud de fachada y se convierte en una señal luminosa de reclamo antes de acceder a la sala principal, sala en la cual se mantiene la estructura del cine a la vez que se coloca un sistema de asientos que permite recoger estos bajo el escenario, convirtiendo el patio de butacas en un espacio diáfano destinado a múltiples usos.
Un proyecto que intenta preservar el carácter de un cine que antaño contó muchas historias y que ahora evoluciona para seguir contando otras muchas.