Las rehabilitaciones energéticas de envolventes en edificaciones residenciales se ha convertido en una necesidad cada vez más reconocida y recurrente. Dentro de este campo se nos planteó la voluntad por parte de una comunidad de propietarios de realizar una actuación de aislamiento térmico por el exterior en un edificio de viviendas aislado ubicado en la población de San Miguel, Basauri.
Tras analizar constructivamente el inmueble descubrimos que las primeras plantas del mismo estaban construidas con muros de piedra de más de medio metro de espesor mientras que la última de ellas estaba conformada por un muro simple de ladrillo cerámico sin aislamiento alguno. Toda esta información quedaba oculta a primera vista debido a un acabado de mortero de cal habitual en la época de construcción del edificio que recubría la totalidad de la fachada.
Con esta información se decidió cambiar el planteamiento inicial al resultar éste del todo incoherente. Se limitó la actuación energética a esa última planta mientras que con el resto de la fachada se optó por eliminar el mortero y sacar a la luz los imponentes muros de piedra ocultos.
Mediante una composición formal que dotara a las fachadas de una imagen menos estática se llevaron a efecto los nuevos recercos de mortero de los huecos existentes que absorbían los antiguos ejecutados mediante ladrillos de poca calidad, ocultando así las escasas carencias de una fachada perfectamente ejecutada.
En definitiva, el proyecto quedaba reducido a la rehabilitación de una fachada respondiendo únicamente a las características constructivas del edificio existente, consiguiendo con la mínima intervención posible sacar a la luz toda la nobleza que residía en ella, pero que, por razones inherentes a su época, había estado oculta desde su propia concepción.
Dignificar la arquitectura mediante la eliminación de todo aquello que le resta sinceridad como mecanismo de actuación. Porque al final, muchas veces, en una rehabilitación sólo se necesita enseñar lo que hasta ese momento estaba escondido.